Si el otro día hablábamos de cómo organizar los menús semanales con la técnica del batch-cooking, hoy queremos incidir en lo importante que es mantener la casa en orden, ya que vivir en un entorno desordenado y caótico no sólo es incómodo, sino que afecta directamente a nuestro estado de ánimo y nuestra salud. Sigue leyendo y aprende las 5 claves para incorporar esta tarea a tu rutina de una forma sencilla.
Existen evidencias científicas de la relación entre el desorden en casa y la depresión, ya que la falta de orden y armonía puede provocar una sensación de impotencia y fracaso, al elevar los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Por otro lado, el desorden también puede favorecer las alergias que causan los ácaros, así como afecciones respiratorias por la acumulación de polvo y suciedad.
Por tanto, mantener el hogar en orden es algo que va más allá de la estética, ya que influye directamente en nuestra salud al afectar a nuestro bienestar físico y emocional. Ordenar tu casa es un ejercicio espiritual contigo mismo y con tus cosas en el que también ordenas tus emociones.
Pero ¿qué debemos hacer para mantener nuestra casa en orden?
Lo que debemos tratar de conseguir es liberar las estancias, creando espacios limpios y despejados que nos haga sentir bien. Para ello, debemos seguir estas pautas:
1. Deshazte de aquello que no necesitas. Hoy en día conseguir cosas es mucho más fácil y económico que para las generaciones anteriores; no hace falta tener una economía boyante para tener la casa llena de ropa, libros y objetos de todo tipo. Pero aún conservamos la filosofía de nuestros padres y abuelos de “todo sirve para algo” y “no se tira nada”, derivada de las épocas de carestía que vivieron ellos.
Pero nuestro modo de vida es distinto y ahora tenemos que ser capaces de deshacernos de todo aquello que no necesitamos o no nos haga felices. No hay por qué tirarlo, si está en buen estado, se puede donar, regalar o vender. Comienza poco a poco e intenta deshacerte de un objeto inútil al día; así acabarás creando una rutina y evitarás acumular objetos inservibles.
2. Utiliza la regla de “por uno que entra, otro que sale”. Cuando quieras comprar algo, evalúa primero si realmente lo necesitas y, en caso afirmativo, piensa a qué otro objeto que ya tienes está sustituyendo. Deshazte inmediatamente de ese que ya no necesitas y así evitarás tener cosas por duplicado.
3. Olvídate del “por si acaso”. Cuando estamos atados emocionalmente a un objeto que ya no usamos, tendemos a guardarlo “por si acaso” nos pudiera servir en un futuro. Hay que romper con esta tendencia: si llevas tiempo sin usarlo, ¿por qué lo vas a usar después? Objeto que no usamos, objeto que no debemos guardar (a no ser que tenga un altísimo valor, económico o emocional), pero ¿cuántas veces nos hemos encontrado en el fondo de un armario un objeto que no recordábamos tener? Al menos dos veces al año, haz una limpieza general en casa destinada a revisar todos los armarios y cajones para deshacerte de cosas que no uses.
4. Crea un hábito. Ser ordenado es algo que se puede aprender. No dejes las cosas para después: limpia, guarda, coloca en el momento. Hacer la cama, fregar la taza del desayuno, recoger la ropa que te has quitado, bajar la basura… Son tareas que requieren realmente muy poco tiempo: hazlas en el momento y así lograrás mantener la casa ordenada. Oblígate a actuar así y evitarás tener que darte un día la paliza a ordenar toda la casa.
5. Organiza por categorías. Busca el espacio y el método de almacenaje más apropiado para cada tipo de objeto y así te resultará más fácil encontrar las cosas. No apiles, ordena. Tampoco sigas a rajatabla las guías o métodos de moda, encuentra el sistema que te resulte más útil a ti y se adapte mejor a tus necesidades.
Sabemos que a priori nos puede costar un poco acostumbrarnos a adquirir estos hábitos, pero si empezamos poco a poco y somos constantes, al cabo de no mucho tiempo lograremos hacer de nuestra casa el sitio idóneo para lograr nuestra tranquilidad.
Y tú, ¿qué otros trucos nos sugieres?