Las propiedades curativas del aloe vera

Además de constituir una solución natural idónea para tratar afecciones externas, gracias a sus propiedades antioxidantes y a su gran contenido en vitaminas el aloe vera también puede consumirse directamente como remedio contra algunas afecciones internas. Hoy te explicamos en qué consisten estas propiedades y frente a qué enfermedades resulta idóneo el consumo de esta maravillosa planta.

El aloe vera, o sábila, está compuesto por innumerables nutrientes. Contiene infinidad de vitaminas, minerales, proteínas, polisacáridos, enzimas y aminoácidos.

Son tan potentes los compuestos de esta fabulosa planta que muchas personas la emplean para preparar bebidas que proporcionan energía y vitalidad. Esto ayuda a desempeñar las tareas diarias de una manera natural y sin tener que recurrir a las bebidas energéticas artificiales.

Además, el aloe vera es ideal para combatir o prevenir un gran número de enfermedades. Por un lado, dado su alto contenido en vitaminas, es un poderoso antioxidante que contribuye a combatir el envejecimiento de las células y a prevenir enfermedades como el cáncer. También puede reducir o aliviar por completo las inflamaciones internas, y le proporciona oxígeno a la sangre y energía a las células.

Esta maravillosa planta tiene, además, la capacidad de curar muchos problemas digestivos, como el estreñimiento, el colon irritable y el reflujo gástrico, entre otros, así como la capacidad de mejorar la circulación de la sangre, con lo que ayuda a reducir las enfermedades cardiovasculares, controlando la presión arterial y mejorando o estabilizando los niveles de triglicéridos.

Cómo tomar aloe vera

Como ya vimos en el post sobre las propiedades del aloe vera, de esta planta se obtienen dos productos: el gel de aloe, de aspecto brillante y gelatinoso, ubicado en el centro de las hojas, y el acíbar o zumo, que resulta de la incisión de las mismas, de aspecto oscuro y sabor muy amargo.

En el mercado podemos encontrar el aloe vera en distintas presentaciones: en gel, en zumo, en cápsulas o como componente de cremas u otros cosméticos. Para el consumo, la mejor manera de tomarlo es el gel natural, que es de color transparente, ya que es en su forma líquida cuando mejor actúan sus principios (cuando aún está hidratada la fibra). Además el gel de aloe fresco contiene enzimas que potencian algunas de sus propiedades.

Los comprimidos de aloe pueden contener algo de acíbar de la planta (látex), que tiene ciertas propiedades irritantes y laxantes, contraindicadas en casos de gastritis, úlcera, y enfermedades digestivas.

El aloe vera en estos formatos podemos encontrarlo en tiendas de dietética o herbolarios. Al adquirirlo, es importante consultar la lista de ingredientes, ya que el aloe vera deberá aparecer en primer lugar, indicativo de que es el ingrediente mayoritario en la preparación.

Componentes nutricionales del aloe vera

El aloe vera contiene una serie de componentes muy beneficiosos a nivel nutricional:

  • Ácidos: glutamínico, fórmico, aspártico, aloético, palmítico y esteárico, láurico, linoleico, mirístico, oleico, ascórbico.
  • Terpenos: cineol, cariofileno, pineno.
  • Minerales: calcio, magnesio, potasio, zinc, fósforo, hierro, manganeso, aluminio, selenio.
  • Aminoácidos: sobre todo arginina, pero también lisina, glicina, glutamina, histidina y serina.
  • Fitoesteroles: beta-sitosterol, estigmasterol, campesterol.
  • Taninos.
  • Vitaminas: vitamina A (betacarotenos), vitamina E, vitamina C, vitaminas del grupo B: ácido fólico, niacina, tiamina, riboflavina.
  • Hidratos de carbono: glucosa, fructosa, manosa acetilada, arabinosa, galactosa.

Propiedades curativas del aloe vera

Todos estos elementos hacen, por tanto, que el aloe vera tenga unas excelentes propiedades curativas, tales como:

  • Depurativo y laxante: el zumo de aloe ayuda a eliminar toxinas, sobre todo en los intestinos. El elevado contenido en aloína de la corteza de sus hojas presenta una acción laxante incluso a dosis muy bajas.
  • Antiinflamatorio y analgésico: tanto bebido en zumo como aplicado sobre la piel, reduce la hinchazón y alivia el dolor.
  • Estimulante del sistema inmunitario: gracias a su alta cantidad de acemanano.
  • Antibacteriano: se usa a nivel tópico para infecciones de la piel en pacientes con quemaduras.
  • Cicatrizante: activa la producción de fibroblastos, que estimulan la renovación de las células de la piel.
  • Antiedad: la combinación de minerales, vitaminas y enzimas hace que el aloe vera sea un antioxidante muy potente, capaz de combatir los dañinos efectos de los radicales libres (responsables del envejecimiento cutáneo y algunas enfermedades degenerativas).

Así, el aloe vera puede ser utilizado para tratar ciertas afecciones o enfermedades como son las siguientes:

El gel de aloe para la acidez de estómago y la úlcera gástrica

Las propiedades antiulcéricas del aloe proceden probablemente de su riqueza en mucílagos o mucopolisacáridos. Éstos recubren la mucosa gástrica, suavizándola, protegiéndola y disminuyendo la acidez. Igualmente, otros componentes antiulcéricos son la glutamina, la glicina, la histidina, los betacarotenos y el zinc.

Algunos especialistas también apuntan posibles efectos anti-inflamatorios de la mucosa intestinal a las prostaglandinas de la serie 1 que se forman en el organismo al ingerir los ácidos grasos de esta planta. Este producto también podría inhibir el crecimiento de la bacteria Helicobacter Pylori, responsable del desarrollo de numerosos casos de gastritis y úlceras de estómago.

También se ha demostrado que en casos de inflamación, acidez gástrica, hernia de hiato, reflujo, gastritis y úlceras gástricas, el gel de aloe tiene un gran poder recuperador de la mucosa gástrica y también facilita el drenaje de la bilis.

Tomar aloe vera para enfermedades digestivas

La parte más eficaz de la planta de aloe vera para combatir estos problemas es el gel. Es conveniente buscar una preparación que contenga al menos un 98% de gel de aloe, sin aloína ni emodina, componentes del látex que son muy irritantes.

Otros especialistas recomiendan tomar una cucharada de gel de aloe diluida en agua tibia después de las comidas principales, remedio que debe ir siempre acompañado de una dieta respetuosa con la mucosa intestinal.

También se puede tomar en forma de comprimidos o gotas, repartidos a lo largo del día antes de las comidas, o bien en forma de cápsulas o polvo.

Aloe vera para enfermedades intestinales

El tratamiento con gel de aloe también resulta adecuado para aliviar otras molestias intestinales leves, así como inflamación intestinal, colitis ulcerosa, colon irritable, intestino perforado o enfermedad de Crohn. Aun así, siempre habrá que consultar con el médico o especialista puesto que en algunos casos graves, este tratamiento puede ser contraproducente.

Acíbar o látex de aloe vera para el estreñimiento

El látex de aloe es un producto laxante y, aumentando la dosis, purgante, propiedad derivada de la presencia de antraquinonas y magnesio en su composición, que aumentan los movimientos peristálticos del intestino.

Será conveniente consultar en cada caso cuál es la dosis recomendada, ya que no se debe tomar de forma habitual, por los peligros y toxicidad que presentan los laxantes estimulantes. Sólo será recomendable para un estreñimiento puntual, pero en ningún caso deberá tomarse como remedio contra el estreñimiento crónico (en este caso, habrá que priorizar una dieta rica en fibra y agua).

Aloe vera para el cáncer y enfermedades inmunitarias

Dado el alto contenido de antioxidantes en el aloe vera 8beta-sitosterol, vitamina C, betacarotenos, vitamina E, zinc y selenio), también podemos atribuir a esta planta potentes propiedades anticancerígenas, especialmente contra el cáncer de próstata, de mama, de estómago y de pulmón.

Además de su poder antioxidante, se cree que el aloe vera, por su riqueza en manosa acetilada, posee propiedades adecuadas para estimular el sistema inmunitario y aumentar las defensas, algo muy positivo para evitar el desarrollo de células cancerosas.

Como vemos, y aunque debemos apuntar que, al tratarse de un remedio natural, siempre habrá que consultar con un especialista y sus resultados pueden no ser tan inmediatos como esperamos, lo que sí está claro es que el aloe vera es una planta excepcional con innumerables propiedades beneficiosas para el cuidado de nuestra salud.

¿Conocíais las propiedades curativas del aloe vera? Dejadnos un comentario!

Fuentes: Mejor con salud, Botanical on line

El batch-cooking o cómo cocinar en una tarde para toda la semana

No es ninguna novedad que la vida que llevamos actualmente apenas nos deja tiempo libre. Siempre andamos corre que te corre y parece que los días tendrían que tener más horas; casi no tenemos tiempo para hacer todo lo que nos gustaría, como para ponernos a cocinar. Así que acabamos tirando de comida precocinada o de picoteos cero nutritivos más a menudo de lo que quisiéramos. Pero, ¿es esto saludable? La respuesta es no, así que si queremos empezar a cuidarnos comiendo bien, pero nuestros quehaceres diarios no nos dejan tiempo para cocinar, tendremos que recurrir a la tendencia de moda en la organización del hogar: el batch-cooking.

El batch-cooking, o la cocina por lotes, es el nombre que se le ha puesto actualmente a lo que mucha gente practica desde hace tiempo para ahorrar tiempo en la cocina, y que consiste en cocinar en un solo día para toda la semana, platos terminados o bien diferentes alimentos básicos para luego poder crear distintas recetas de manera fácil y rápida. Esta práctica permite improvisar platos ricos y saludables los días que no tenemos tiempo para cocinar.

¿Cuáles son las grandes ventajas del batch-cooking? Que no sólo podrás dedicar tiempo a otros quehaceres, sino que comerás más sano y variado, ahorrarás dinero y no desperdiciarás comida. ¿Quieres saber cómo lograrlo? Pues sigue leyendo 😉

PRIMER PASO: ORGANÍZATE

Lo primero que tendremos que hacer será detenernos un momento a pensar con un papel y un lápiz, y definir cuántas comidas necesitamos preparar (las cinco comidas de la semana, también las cenas, o incluso desayunos y meriendas). Organiza un menú semanal indicando qué tipo de alimento tienes que incluir en cada comida: verduras, legumbres, cereales, pescado, carne, huevo, etc.

Piensa qué usos puedes darle a un mismo ingrediente: por ejemplo, unas verduras asadas te pueden servir como guarnición, como plato único añadiendo un huevo o para una crema; unas legumbres cocidas te valen para un guiso o para una ensalada; un mismo salteado lo puedes comer un día con carne y otro día con arroz.

¿Qué alimentos podemos utilizar en el batch-cooking?

Verduras. Son muy versátiles y se pueden usar crudas, asadas, cocidas, al vapor… como guarnición, en revueltos, ensaladas, cremas, etc.

Pastas, arroces y cereales, que podemos guardar cocidos para luego combinar con verduras asadas, latas de conservas o en ensaladas.

Legumbres. Congelan muy bien y, al tener una parte proteica, nos pueden servir como plato único.

Huevos. Se pueden conservar cocidos o en tortilla, o bien usarlos en el momento para hacer un revuelto con las verduras que hemos cocinado previamente.

Carne y pescado. En guiso o asados también congelan muy bien, o podemos conservarlos en crudo para hacer a la plancha en el momento.

Frutos secos, pasas y semillas. Para hacer granolas o conservarlos tal cual para acompañar yogures o macedonias de frutas.

Puede que nos lleve un buen rato planificar todo esto pero piensa que será la única vez en toda la semana. Una vez que tenemos claro el menú semanal, revisaremos lo que tenemos en la nevera para averiguar a qué ingredientes hay que dar salida en primer lugar, y en función de eso elaboraremos una lista de la compra.

SEGUNDO PASO: SIMPLIFICA

Para que nuestra sesión de batch-cooking no se convierta en una odisea, tenemos que ser prácticos y simplificar. Intenta que algunos de los platos que hayas definido se puedan congelar, así cuando los prepares, puedes cocinar una cantidad grande para congelar por raciones. Esto funciona muy bien con los guisos de legumbres, las cremas de verduras, las carnes y pescados, y en realidad, prácticamente todo lo que no lleve patata o arroz. Deja estas comidas para final de la semana y consume antes las que aguanten menos días en la nevera.

Aprovecha los tiempos: si vas a encender el horno, utiliza todas las bandejas que puedas para asar distintas verduras a la vez, hornear pescado, lasaña… Ayúdate del microondas para hacer por ejemplo verduras al vapor, y usa un robot de cocina para picar ingredientes para sofritos, salsas y patés. Aprovecha los fuegos para hacer grandes cantidades de caldo, estofados, hervir pasta o arroz, sofreír…

Hazte con una buena colección de tarros, tuppers, tarrinas, bolsas de zip… para poder guardar toda esta comida que prepares.

TERCER PASO: RESÉRVATE UN DÍA

Para poder llevar a cabo este método del batch-cooking, vas a tener que reservarte al menos medio día, preferiblemente un día que no trabajes para poder cocinar tranquilo. Calcula cuánto tiempo vas a necesitar para revisar la nevera y el congelador, hacer la lista, ir a la compra y después unas tres o cuatro horas para cocinar y recoger todo, ya que puede que al final inviertas casi un día entero. A priori puede parecer mucho pero piensa todo el tiempo que vas a ahorrarte durante la semana. También lo puedes plantear como actividad familiar para que sea más divertido.

Comienza lavando y cortando todas las verduras que vayas a cocinar; incluso las que vayas a comer en crudo en ensaladas -si las tapas bien pueden durar dos o tres días-. Continúa con los sofritos de base: puedes hacer uno grande de ajo y cebolla y combinarlo después con distintas hortalizas y verduras para hacer distintas elaboraciones, dividiéndolo en ollas y sartenes. Prepara los guisos que requieran cocciones largas y deja que se vayan cocinando mientras haces otras cosas.

Enciende el horno y mete distintas bandejas con verduras, pescados o comidas tipo pastel. Cuece las verduras que vayas a usar para cremas, sobre alguno de los sofritos que tengas listos, y cuece también las pastas y arroces, aprovechando para poner verduras al vapor encima.

Deja enfriar todo lo que has preparado y cuando esté a temperatura ambiente, guárdalo en los distintos recipientes. Usa tarros y fiambreras de tamaño adecuado a la ración a consumir: aprovecharás mejor el espacio en la nevera o el congelador y la comida se resecará menos. Añade un poco de aceite a las pastas y arroces para que aguanten más y tapa bien las verduras al vapor.

Recoge la cocina y ¡ya tienes todo listo! A lo largo de la semana agradecerás cada día el haber hecho este pequeño esfuerzo.

¿Conocíais este método del batch-cooking?